viernes, 18 de abril de 2008

En el país de la lluvia habito, indudablemente, con las tres semanas que llevamos la sequía parece quedar lejos...esboza un asomo de sol atlántico, en su línea, tímido y huidizo. A veces decide acariciar los cristales por más de los sesenta segundos de rigor, pero poco más. Frente a los escaparates de mi espacio expositivo se abalanza sobre la carretera como queriendo acercarse a los cuadros de la pared un jardín coqueto encorsetado en un clásico muro de piedra salpicado por verdes lunares de musgo. Tras el muro un cerezo en flor abraza en su explosión primaveral a una palmera y un sauce, la floración y el color ya ha llegado al pueblo, y mi propio jardín es un espectáculo de la amplia paleta que la naturaleza es capaz de regalarnos tras cada invierno gris. La gente camina, muchas veces cabizbaja bajo sus paraguas negros, como ausentes, absortos en los senderos ocultos de sus vidas sin apreciar que a su alrededor un despliegue mágico de vida se está llevando a cabo. Yo mientras tanto tras estos cristales rodeada de magníficos dibujos de Lara Pintos y Antonio Castor, me acomodo en mi silla de Ikea para no perderme ni un sólo segundo de esta danza de mi vecino el cerezo y su corsé.

1 comentario:

Lara Pintos dijo...

te acababa de escribir una parrafada y se ha borrado, en todo caso, qué cierto lo de ese jardín animado,porque aqui el paisaje cambia cada día y es un espectáculo de riqueza natural y de color. Pero bueno, a ver si la lluvia cesa un poco para que podamos admirar la naturaleza o las calles de una vez...
gracias por tu comentario sobre los dibujos.
un abrazo.